El 17 de marzo de 1992 se dió un hecho que manchó la historia de nuestro país. Una camioneta cargada con explosivos y conducida por un suicida chocó contra el frente del edificio de la Embajada de Israel destruyendola por completo y realizando daños a una iglesia y a una escuela que se ubicaban en los alrededores. 22 personas fallecieron ese día y 242 quedaron heridas en lo que es considerado como el segundo peor ataque terrorista sucedido en Argentina después del atentado a la AMIA en el año 1994.
Política exterior
Carlos Menem era el presidente de Argentina en ese entonces y había implementado una política exterior que podría haber desencadenado indirectamente el enojo de las organizaciones terroristas. Su visita a Israel y el envío de las naves argentinas al Golfo para ayudar a la coalición liderada por Estados Unidos en la invasión de Irak a Kuwait, podrían haber provocado una reacción negativa que se vería cristalizada con el atentado.
La Corte Suprema
En 1999 la Corte Suprema aclaró que los muertos eran 22 y que la investifación debía dirigirse a encontrar pruebas que establecieran la culpabilidad de la organización terrorista Hezbollah. No se acusó ni se juzgó a ninguna persona por lo que la investigación en Argentina fue un rotundo fracaso que no llegó a ninguna sentencia definitiva. En 2015, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, trató de limpiarse las manos y declaró públicamente que en la causa ya había habido una sentencia en 1999. Esta declaración confundió a todos ya que en el año 2006, la misma Corte había establecido que la causa no había prescripto.
Hasta el día de hoy, las víctimas no tienen justicia por el hecho y no parece que vayan a encontrarla.
Plaza de la memoria
Como consuelo podemos encontrar a la plaza de la memoria. Una plaza inaugurada en el año 2000 para preservar la memoria de los fallecidos y del evento en sí. Cada 17 de marzo se recuerda a las víctimas del atentado en este lugar.
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